D E M O C R A T O P I A

Emergencia tardía del lenguaje

Versión 2

INTRODUCCIÓN

El término «emergencia tardía del lenguaje» se utiliza para referirse a la condición de los niños que a los 2 años presentan un retraso de vocabulario en ausencia de un trastorno subyacente reconocido, como déficits sensoriales, neurológicos o cognitivos, o trastornos del espectro autista. Estos niños se denominan «hablantes tardíos». En torno al 13-15% de los niños presentan retraso en el inicio del habla.

La población con emergencia tardía del lenguaje es altamente heterogénea. Algunos niños presentan solo retraso en lenguaje expresivo, en otros se observa, además, retraso en el leguaje receptivo. Por otro lado, se ha comprobado que muchos niños que empiezan a hablar tarde llegan a alcanzar a sus iguales a pesar del inicio tardío, sin que éste se asocie con ninguna otra dificultad en su desarrollo, el término utilizado para referirse a estos niños es el de «late bloomers» (en español podría traducirse como «desarrollo lento del lenguaje».

Entre los niños cuyo lenguaje emerge de forma tardía podemos diferenciar dos grupos:

  • El primero estaría formado por aquellos con desarrollo lento del lenguaje (late bloomers), y que alcanzan una relativa normalidad lingüística en un período de tiempo más o menos corto.
  • El segundo grupo estaría formado por los hablantes tardios, en los que el retraso en la adquisición del lenguaje continuará en el tiempo y, con alta probabilidad, persistirá. En este grupo se encontraría la mayoría de los niños con un trastorno específico del lenguaje.

EMERGENCIA TARDÍA DEL LENGUAJE Y TRASTORNO ESPECÍFICO DEL LENGUAJE

La emergencia tardía del lenguaje se considera una parte integral del fenotipo del trastorno específico del lenguaje. El trastorno específico del lenguaje se puede definir como un trastorno de adquisición del lenguaje, una vez descartadas posibles etiologías que podrían explicarlo, como bajo CI, pérdida auditiva, daño cerebral, déficits motores, factores ambientales o alteraciones del desarrollo emocional. Afecta en torno al 3-5% de la población escolar y esta considerado uno de los trastornos que más interfiere en el funcionamiento académico, personal y social, debido a la carencia de herramientas lingüísticas que dificultan la comunicación interpersonal.

Una de las característica centrales del trastorno especifico del lenguaje es la persistencia, excluyendo en su diagnóstico a los late bloomers. Según diversos estudios, el 88% de los niños con TEL han sido hablantes tardíos, razón por la cual la emergencia tardía del lenguaje se convierte en uno de los indicadores más potentes. Sólo una pequeña parte presentarán un desarrollo inicial del lenguaje dentro de los rangos normales.

El TEL es altamente heterogéneo: las diferentes habilidades lingüísticas pueden verse afectadas en mayor o menor grado. Es muy difícil encontrar la normalidad en una medida lingüística, se requerirá un análisis comparativo intrasujeto entre las habilidades lingüísticas más desarrolladas y las claramente deficitarias. En la actualidad está muy cuestionada la existencia del trastorno específico del lenguaje sólo expresivo. El DSM-5 (APA, 2013) considera el TEL como trastorno del lenguaje dentro del apartado de Trastornos de la comunicación, incluidos, a su vez, en los Trastornos del neurodesarrollo. La clasificación de referencia del TEL es la formulada por Rapin y Allen en 1983, y que precisaron con más detalle en 1988. Diferencian seis subtipos agrupados en tres categorías:

  • Trastornos expresivos:
    • Dispraxia verbal.
    • Trastorno de programación fonológica.

En la actualidad, se considera que la categoría de trastornos expresivos no se corresponde con la definición del término TEL. La dispraxia verbal tiene un claro origen neuromotor y el trastorno de programación fonológica entra en la categoría diagnóstica de Trastorno fonológico o de Trastorno de los sonidos del habla. Son alteraciones que afectan principalmente al a emisión del habla y en especial a inteligibilidad del mensaje, más que al contenido lingüístico.

  • Trastornos expresivo-receptivos:
    • Trastorno fonológico-sintáctico. Aquí se engloba el mayor número de niños con TEL. Afecta principalmente a los aspectos formales y gramaticales del lenguaje. Algunos autores lo denominan Trastorno específico del lenguaje gramatical. El término actual de trastorno específico del lenguaje expresivo alude a este subgrupo, en el que la principal alteración se encuentra en el lenguaje expresivo, aunque en ningún caso se pueden descartar los problemas de lenguaje receptivo.
    • Agnosia auditivo-verbal. Es un problema muy raro, los casos descritos se asocian a cuadros neurológicos reconocidos (como sucede en el Trastorno de Landau-Kleffner).
  • Trastornos de procesamiento de orden superior:
    • Trastorno léxico-sintáctico. Reviste alta gravedad: a los problemas formales y gramaticales se unen los referidos al léxico (dificultades de denominación, de fluidez, de comprensión y de categorización de palabras), que comprometen seriamente la comunicación interpersonal y el rendimiento académico, siendo el pronóstico negativo. Este subgrupo se corresponde con el Trastorno específico del lenguaje expresivo y receptivo.
    • Trastorno semántico-pragmático. El DSM-5 lo reformula como Trastorno de comunicación social (pragmática). Su integración dentro del TEL ha sido debatida, puesto que no está clara su diferenciación de los trastornos del espectro autista (puede conceptualizarse como un puente entre TEL y TEA).

HABLANTES TARDÍOS: DIFICULTADES DE UNA DEFINICIÓN

Dos criterios se han utilizado para considerar que un niño a los 2 dos es un hablante tardío. El primero, que corresponde estrictamente a la emergencia tardía del lenguaje, sólo alude al retraso del vocabulario expresivo, manteniéndose intacta la comprensión. Otro criterio de definición incluye el retraso del lenguaje expresivo y también del comprensivo. La adopción de una definición u otra puede explicar las inconsistencias entre los estudios publicados.

Los dos instrumentos más utilizados son los siguientes:

  • Language Development Survey (LDS),diseñado por Rescorla (1989) y su objetivo es detectar retrasos de lenguaje a los 2 años. Recomienda utilizar una puntuación de vocabulario en el LDS igual o inferior al percentil 15 para identificar a niños con retraso del lenguaje de entre 18 y 23 meses.
  • MacArthur Communicative Develpment Inventory (CDI) o Inventario de desarrollo comunicativo MacArthur (adaptación española). Proporciona normas para niños de entre 9 y 30 meses, con valores percentiles diferentes para cada mes. Se considera que el umbral clínico se sitúa en el 10%. Es un instrumento de medida más preciso cuando se utiliza con niños menores de 30 años y permite su aplicación en hispanohablantes.

Las medidas de comprensión del lenguaje son tremendamente cambiantes en los niños muy pequeños y existen pocos instrumentos con buenas propiedades psicométricas para evaluarla. Sin embargo, se puede afirmar que un número importante de niños con emergencia tardía del lenguaje expresivo también presentan problemas de comprensión. Los niños identificados como «comprendedores tardíos» permanecen más retrasados con respecto a los que sólo presentan retraso en la producción, tanto en vocabulario como en longitud media del enunciado.

En la actualidad, suelen admitirse los criterios propuestos por Rescorla (1989) para considerar que un niño es hablante tardío si a los dos años:

  • Emite menos de 50 palabras significativas; obviamente, estas palabras no tienen el mismo significado ni extensión que para los adultos, ni su emisión se corresponde con la forma adulta.
  • No produce combinaciones de dos palabras, aunque esas combinaciones aún no se puedan considerar oraciones por la carencia de estructura y de conectores gramaticales.

DESARROLLO LINGÜÍSTICO Y COMUNICATIVO DE LOS HABLANTES TARDÍOS

Existen pocos estudios, y los que hay se hicieron con un número muy reducido de participantes, por lo que se debe extremar la cautela en su interpretación.

Desmarais et al. (2008). Realizaron una revisión en la que abordan las habilidades lingüísticas de los niños hablantes tardíos (adquisición de léxico, intención comunicativa, gestos comunicativos, y destrezas fonéticas y fonológicas) y la influencia de distintas variables personales, sociales y familiares.

CaracterísticasDescripción
HABILIDADES LINGÜÍSTICAS Adquisición del léxico El ritmo de adquisición de palabras es continuo, con ausencia del fenómeno de explosión léxica (aceleración de la cantidad de palabras que el niño aprende), que se suele producir en torno a los 18 meses.
Intención comunicativa El niño utiliza menos actos comunicativos que sus iguales con desarrollo típico
Uso de gestos comunicativos Cuando existen dificultades en el lenguaje receptivo, se observa un uso reducido de gestos comunicativos.
Destrezas fonéticas y fonológicas El niño es menos hablador que sus iguales, dispone de un intervalo fonológico más reducido, y la estructura silábica de sus palabras es más simple y se caracteriza por una preponderancia de sílabas abiertas.
VARIABLES INDIVIDUALES Desarrollo del juego simbólico Se han encontrado algunas diferencias sobre todo en lo referente a los juegos de simulación.
Desarrollo de habilidades sociales y comunicativas El niño está menos motivado para socializarse e interactuar con otros niños, lo que conlleva una menor necesidad de adquirir lenguaje. Sin embargo, parece prematuro identificar una dirección de relación causal entre desarrollo del lenguaje y habilidades sociales.
Conducta Se observa una elevada prevalencia de conductas negativas externalizantes, como llorar, tirar, o golpear, probablemente relacionadas con la frustración de no poder comunicarse adecuadamente.
VARIABLES FAMILIARES Y SOCIALES Antecedentes familiares de retraso del lenguaje El antecedente de problemas familiares de lenguaje es tres veces mayor en estos niños que en aquellos en los que el lenguaje se desarrolla con normalidad.
Estimulación del lenguaje Los padres de niños con retraso de vocabulario utilizan unos enunciados excesivamente largos, lo que puede reducir la eficacia de la estimulación. Asimismo, responden con menos frecuencia a las iniciativas comunicativas de sus hijos, lo que supondría un papel negativo en el desarrollo del lenguaje de éstos.
Estrés parental El nivel de estrés parental es muy superior en los padres de hijos con retraso de vocabulario entre los 18 y los 30 meses.
Nivel educativo de los padres Un bajo nivel educativo de los padres se relaciona directamente con el grado de estimulación que brinda a sus hijos.
Tabla 14-1. Características de los hablantes tardíos. Adaptado de Desmarais et al. (2008).

INDICADORES DE RIESGO DE LA EMERGENCIA TARDÍA DEL LENGUAJE

Se han identificado predictores del desarrollo posterior del lenguaje y la presencia de trastornos específicos en niños cuyo lenguaje emerge de forma tardía, destacamos los siguientes:

  • Nivel de vocabulario expresivo.
  • Número de consonantes producidas.
  • Nivel de vocabulario receptivo.
  • Inteligencia no verbal.
  • Uso de gestos.

Otras señales de alerta a las que hay que otorgar un valor pronóstico relativo son el retraso en la comprensión y expresión del lenguaje, junto con el antecedente familiar de trastornos de lenguaje o de lectura. Los indicadores de riesgo en hablantes tardíos que han recibido mayor apoyo empírico son: antecedentes familiares de trastorno de lenguaje o de lectura y retraso significativo del lenguaje receptivo. Otros factores como uso de gestos, modelos familiares de interacción y el CI no verbal pueden incrementar el valor predictivo, aunque de forma aislada carecen de este valor. Asimismo, la ausencia de explosión léxica o de la aceleración del crecimiento léxico que se produce durante el segundo años de vida puede ser otra variable que incremente el poder de predicción de un posible trastorno específico del lenguaje.

EVOLUCIÓN: ¿LATE BLOOMERS O TRASTORNO DEL LENGUAJE?


Los hablantes tardíos suelen presentar una evolución favorable, sobre todo en el desarrollo léxico; no obstante, una parte de ellos continuará manifestando dificultades sintácticas: utilizan menos oraciones adverbiales, adjetivales y relativas en medidas de narrativa (cantidad de información aportada, longitud media de enunciados (LME), cohesión y número de palabras, etc.). Estos niños estarán en riesgo de fracaso cuando las demandas académicas se incrementen. A largo plazo, se dispone de poca evidencia en esta población. Los niños con TEL, hayan sido o no hablantes tardíos, presentan dificultades en todas las dimensiones lingüísticas, en especial en morfología y sintaxis y, dependiendo del tipo y de la gravedad del trastorno, dificultades léxicas. Estos problemas afectan de forma general a la expresión y, en mayor o menor grado, a la comprensión. Se han detectado también déficits pragmáticos, pero no está claro si los déficits pragmáticos se presentan exclusivamente los niños con trastorno semántico-pragmático o de comunicación social, o las dificultades pragmáticas son una consecuencia de las carencias de recursos lingüísticos que obstaculizan o impiden una intercomunicación adecuada.

¿SE DEBE INTERVENIR SOBRE EL LENGUAJE DE INICIO TARDÍO?

Hay consenso en el sentido de que los niños hablantes tardíos necesitan algún tipo de intervención. La postura más conservadora consiste en «esperar y ver» la evolución del lenguaje con revisiones periódicas cada 3-6 meses. Muchos de los niños con inicio tardío del lenguaje se encontrarían dentro del grupo de late bloomers, por lo que desde esta postura se aconseja ver la evolución del lenguaje y si no se aprecia mejoría significativa, iniciar el tratamiento. Las ventajas de «esperar y ver» residen en el ahorro recursos y esfuerzo, disminución de la ansiedad de los padres, evitación de la estigmatización del niño. Frente a esta postura, existe otra que propugna la intervención administrada por logopedas o por los propios padres.

En general, la estimulación focalizada administrada por los padres consigue unos efectos clínicos entre medianos y grandes. Niños hablantes tardíos con historia familiar de trastornos del lenguaje, retraso en la comprensión y producción del vocabulario, y un uso reducido de alguna forma de comunicación simbólica o protosimbólica (gestos comunicativos). La presencia de estos indicadores junto con otros como ambiente empobrecido, retraso en el juego simbólico o presencia de otitis media recurrente, aconsejan un plan de intervención temprana.

Principales técnicas:

  • Estimulación focalizada. Consigue unos efectos clínicos entre medianos y grandes. La administración por parte de los padres atiende a las necesidades de los niños en sus ambientes naturales, lo que maximiza sus oportunidades de comunicación y de participación.
  • Modelado de palabras: en contextos de juego, presentando a los niños una palabra de forma repetida sin exigirles respuesta, aunque animando al niño a que la emita.
  • Repetición de palabras aisladas.
  • Tratamiento logopédico individual.

Problemas éticos y metodológicos dificultan la investigación en este campo.

RESUMEN

La emergencia tardía del lenguaje reviste especial interés para la prevención y el diagnóstico del TEL, ya que un importante número de niños con este trastorno son hablantes tardíos, si bien también hay niños cuyo lenguaje, a pesar de aparecer tardíamente, evoluciona con normalidad (late bloomers). La definición de hablantes tardíos plantea discrepancias debido a la disparidad de criterios. En general, se indica que un niño es hablante tardío si a los 2 años emite menos de 50 palabras y no produce combinaciones de 2 palabras.

Los indicadores de riesgo más relevantes para el diagnóstico temprano del TEL serían:

  • Existencia de antecedentes familiares de trastornos de lenguaje o de lectura.
  • Retraso significativo del lenguaje receptivo.
  • Ausencia del fenómeno de explosión léxica, que se suele presentar entre los 18 y los 24 meses.

La consideración de que un niño es hablante tardío favorece la indicación de una intervención temprana con el fin de prevenir el trastorno específico del lenguaje o de aminorar sus consecuencias negativas.

ESQUEMA

AUTOEVALUACIÓN

En exámenes anteriores preguntaron…

Hablantes tardíos: Ritmo de adquisición de palabras continuo, sin explosión léxica.
Hablantes tardíos: Uso reducido de gestos comunicativos.
Entre los indicadores de riesgo en hablantes tardíos, con mayor apoyo empírico están los antecedentes familiares de trastornos del lenguaje o de lectura.
Entre las variables familiares y sociales que intervienen en las características de los hablantes tardíos se describen: Un nivel de estrés parental superior.
Edad crítica para el establecimiento para designar un retraso en el vocabulario en ausencia de un trastorno subyacente reconocido «emergencia tardía del lenguaje»: 24 meses.
El trastorno específico del lenguaje presenta como característica central su persistencia.
Los niños con trastorno específico del lenguaje (TEL) presentan déficit en la discriminación de sonidos.
Rapin y Allen: clasificación de referencia del TEL
Dentro de las hipótesis cognitivas del Trastorno específico del lenguaje fonológico-sintáctico, se pueden hallar mejorías en el déficit de procesamiento perceptivo si se enlentece el ritmo y se alarga la pausa entre sonidos.
Diferentes investigaciones indican que los niños que presentan “desarrollo lento del lenguaje” presentan esta evolución: Un tercio de los niños continúa teniendo problemas; un tercio presenta algunos avances; un tercio se sitúa en el rango normal de desarrollo del lenguaje.

REFERENCIAS

  • Arnedo Montoro, M. (2018). Neuropsicología del desarrollo. Madrid: Médica Panamericana.
  • Apuntes CARMEN ORTEGO
  • YouTube

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