D E M O C R A T O P I A

El desarrollo cognitivo en la edad adulta y el envejecimiento

VERSIÓN 1.2

INTRODUCCIÓN

Schaie (1996). Distingue entre los mecanismos de la cognición y los resultados de la cognición. Por un lado las transformaciones que se producen en algunos mecanismos básicos del procesamiento de información como la velocidad de procesamiento, la memoria operativa, la inhibición y la memoria a largo-plazo; mientras que, por otro lado, el desarrollo de la inteligencia, entendida ésta como producto y resultado de la aplicación de los mecanismos cognitivos en la resolución de diversas tareas.

En España, la esperanza media de vida en 1900 era de 34,8 años y en la actualidad supera los 80; la proporción de personas mayores de 65 años para el año 2025 se espera que sea cercano al 22%.

Podemos fijar el comienzo de la edad adulta en los 25-30 años y su final alrededor de los 65 años, momento a partir del cual hablaríamos de vejez o ancianidad. Una joven de 25 años con trabajo, independiente económicamente de sus padres y que vive en pareja, es claramente una persona adulta; mientras que un joven de 30 años, sin trabajo ni independencia económica, que vive con sus padres, tiene un perfil más de joven que de adulto. De la misma manera, el adelanto de la jubilación o los problemas de salud pueden hacer que un adulto entre los 60 y los 70 años pueda ser considerado como un anciano o no.

Durante la vida adulta la similitud, la constancia en las conductas de los individuos disminuye debido a que la variabilidad socio-personal se incrementa en forma notable (diferencias individuales) y los cambios físicos y cerebrales, aunque existentes, como veremos, son menos generales, se dilatan en el tiempo y sólo se muestran en forma clara al acercarnos a la senectud. En la vejez se incrementa de nuevo, en forma gradual, la similitud en la conducta individual debido a que los factores biológicos y sociales comunes aparecen de nuevo como crecientemente determinantes de la conducta individual.

PERSPECTIVAS TEÓRICAS

¿Existe desarrollo en la edad adulta y durante el envejecimiento?

Piaget (1964). Las funciones superiores de la inteligencia y la afectividad tienden hacia un «equilibrio móvil», tanto más estable cuanto más móvil es, de tal forma que, para los «espíritus sanos», el final del crecimiento no indica, en absoluto el inicio de la decadencia, sino que autoriza un progreso espiritual que no tiene nada de contradictorio con el equilibrio interno.
García Madruga (1991). La psicología evolutiva o del desarrollo se ha constituido como disciplina psicológica a partir del estudio de la infancia y la adolescencia, no sólo por el interés que tienen en sí mismas, sino como etapas específicas que es necesario analizar para abordar el origen de las capacidades psicológicas generales del ser humano. Esta concepción de la psicología del desarrollo, que surge en el siglo XX y es compartida por sus representantes más notorios e ilustres, Piaget y Vygotski, ha sido muy fructífera ya que ha aportado una perspectiva genética, evolutiva, totalmente necesaria para el esclarecimiento de los diversos procesos psicológicos.
Baltes (1997). Desde la perspectiva del ciclo vital el desarrollo es fruto de la interacción de factores biológicos y culturales cuya influencia cambia y se modifica con la edad.
Baltes, Staudinger y Linderberger (1999). Las investigaciones realizadas sobre el pensamiento post-formal y dialéctico son escasas y los resultados, todavía magros, no parecen confirmar la existencia de estadios específicos.
Baltes, Staudinger y Linderberger (1999). El desarrollo de la mente y la conducta tiene un carácter dinámico, multidimensional, multifuncional y no lineal; es decir, la psicología del ciclo vital adopta un enfoque contextual-dialéctico en el estudio del desarrollo.
Alexander y Langer (1990); Corral (2002); Labouvie-Vief (1992); Pascual-Leone (1983). La idea piagetiana de que el estadio de las operaciones formales es el estadio final del desarrollo ha sido desafiada por diversos autores que han propuesto la existencia de operaciones y estadios post-formales y dialécticos del desarrollo intelectual que caracterizarían el pensamiento durante la edad adulta y la vejez.

Para Piaget, los procesos psicológicos, una vez alcanzado su desarrollo característico con la llegada de la edad adulta, únicamente están afectados por los procesos de deterioro o involución propios del envejecimiento en sus etapas finales. La realidad es otra y la idea piagetiana de que el estadio de las operaciones formales es el estadio final del desarrollo ha sido desafiada por diversos autores que han propuesto la existencia de operaciones y estadios post-formales y dialécticos del desarrollo intelectual que caracterizarían el pensamiento durante la edad adulta y la vejez.

Mientras que el pensamiento formal surge, se desarrolla y se evalúa en el contexto escolar, a partir de situaciones y problemas bien definidos propios de la física o las matemáticas, el pensamiento post-formal surge, se desarrolla y se aplica en contextos más amplios y complejos de la vida adulta, en los que los problemas con frecuencia no están claramente definidos, existen diversos puntos de vista y los aspectos cognitivos y afectivos están estrechamente interrelacionados. El pensamiento post-formal permitirá ir más allá del carácter lógico y objetivo del pensamiento formal para incluir diversas perspectivas en una concepción más relativista del conocimiento que incluiría los aspectos subjetivos y personales, tratando de ampliar la lógica formal a través de la dialéctica. De esta manera, según estos autores este tipo de pensamiento post-formal sería capaz de admitir la existencia de contradicciones e incluso de integrarlas dialécticamente en una nueva estructura.

No parecen existir estadios en sentido estricto de operaciones post-formales o dialécticas, pero que sí existe un pensamiento más allá del pensamiento formal y este pensamiento no es algo que se da necesariamente en todos los adultos o los ancianos pero que sí puede darse, al menos, en algunos de ellos. La principal perspectiva teórica que ha abordado este asunto es la del ciclo vital que. La asunción básica de la psicología del ciclo vital es precisamente que el desarrollo no se completa al llegar la edad adulta, sino que continúa a lo largo de toda la vida, y que durante todo el ciclo vital están presentes cuatro procesos evolutivos básicos: adquisición, mantenimiento, transformación y desmoronamiento de las estructuras y funciones psicológicas. Desde la perspectiva del ciclo vital el desarrollo es fruto de la interacción de factores biológicos y culturales cuya influencia cambia y se modifica con la edad.

Existe una tendencia a que los beneficios evolucionistas de la selección natural disminuyan con la edad, a que la necesidad de la cultura aumente con la edad y a que la eficacia de la cultura disminuya también con la edad. El primero de estos tres patrones generales del desarrollo se centra en los factores biológicos y proviene del hecho de que el proceso de adaptación, la selección natural, está orientada hacia la reproducción y ésta se produce en la primera mitad de la vida. Los factores culturales, por su lado, muestran un patrón diferencial entre la necesidad de los mismos y su eficacia. Si la necesidad de los recursos culturales de todo tipo, psicológicos, sociales, materiales y basados en el conocimiento, aumenta con la edad, su eficacia por el contrario disminuye con la llegada de la edad adulta y el proceso de envejecimiento del individuo. Patrones de cambio con la edad a lo largo del Ciclo Vital de los Beneficios de la Selección Evolucionista, la Necesidad y la Eficacia de la Cultura (tomado de Baltes et al., 1999).

En opinión de los psicólogos del ciclo vital el desarrollo de la mente y la conducta tiene un carácter dinámico, multidimensional, multifuncional y no lineal; es decir, la psicología del ciclo vital adopta un enfoque contextual-dialéctico en el estudio del desarrollo. Además de los patrones de cambio con la edad y direccionalidad que muestran los factores biológicos y culturales que acabamos de describir, según el enfoque del ciclo vital, el desarrollo ontogenético es considerado como un proceso de adaptación con tres propósitos centrales: crecimiento, mantenimiento y regulación de las pérdidas, en las diversas funciones y procesos psicológicos. Durante el desarrollo del individuo la asignación de los recursos psicológicos a estos tres procesos adaptativos muestra también un patrón evolutivo diferencial. Mientras que la asignación de recursos al crecimiento de los diferentes procesos y funciones psicológicas tiene su especial relevancia durante la infancia y la adolescencia y disminuye con la edad, los recursos psicológicos que el individuo debe asignar al mantenimiento de los procesos psicológicos y la regulación de las pérdidas en las diversas funciones se incrementan con el paso del tiempo.

¿Existen estadios en el desarrollo cognitivo durante la edad adulta y durante el envejecimiento?

Schaie y Willis (2002). Para estos autores la teoría de estadios de Piaget está centrada en los procesos de adquisición de conocimientos, lo que hace imposible que se consideren etapas o estadios posteriores al pensamiento formal ya que no parece posible superar a este respecto los métodos y estrategias de la ciencia que se ponen de manifiesto en el pensamiento formal. Por el contrario, el modelo de estadios del desarrollo cognitivo de estos autores pone el acento en otros usos y propósitos de la actividad intelectual.
Schaie y Willis (2002). Algunos individuos que en la madurez tienen responsabilidades especialmente complejas, se enfrentan a la dirección de organizaciones jerarquizadas en las que la toma de decisiones es singularmente importante. Lo llaman estadio ejecutivo.

Parece claro que existe un pensamiento adulto que ha sido caracterizado como post-formal y que este pensamiento continúa en la vejez, pero no se puede hablar, al menos en términos piagetianos, de un estadio post-formal. La psicología del ciclo vital nos confirma la existencia de desarrollo durante la edad adulta y el envejecimiento pero, como consecuencia de su perspectiva dinámica, multidimensional y multifuncional del desarrollo, rechaza una concepción de estadios del desarrollo como la que se propone desde los enfoques de origen piagetiano.

La principal característica del pensamiento postformal no es que sea más flexible que el formal, pues tal comparación es difícil de establecer dado que su origen no comparte las concepciones teóricas que estructuran los estadios de desarrollo cognitivo piagetianos. En realidad, este pensamiento postformal ha de entenderse como un pensamiento cualitativamente singular, por cuanto surge de tesis próximas a la perspectiva dinámica, multidimensional y multifuncional del desarrollo vinculadas con la teoría psicológica del Ciclo vital. Vea también, cómo autores destacados de este enfoque (Schaie y Willis) rechazan por “estrechos” las ideas o supuestos piagetianos que sostienen sus estadios, pues al centrarse en los procesos de adquisición de conocimiento resulta imposible considerar la existencia de etapas o estadios más allá del formal. Por tales razones, se hace necesario establecer un nuevo modelo de estadios de desarrollo cognitivo adulto, pero esta vez basado, según los citados autores, en dos pilares fundamentales: los modos de uso y los propósitos de la actividad intelectual. En definitiva, ni más flexible ni más rígido, sólo diferente.

Equipo Docente

Schaie y Willis (2002), han propuesto una teoría de estadios en el desarrollo cognitivo adulto. El modelo de estadios del desarrollo cognitivo de estos autores pone el acento en otros usos y propósitos de la actividad intelectual.

Modelo de estadio del desarrollo cognitivo en la edad adulta y el envejecimiento de Schaie y Willis (2002). Tras finalizar la adolescencia, al llegar la juventud, los individuos tratan de usar los conocimientos adquiridos anteriormente para conseguir un trabajo adecuado y establecer una familia. Estarían entonces en el estadio de logro, en el que la cognición se aplica a la consecución de las metas personales de los individuos. Una vez que los jóvenes han logrado sus propósitos básicos y adquieren cierta estabilidad e independencia llegan al estadio de responsabilidad que caracteriza a la madurez. Este estadio de responsabilidad en el desarrollo cognitivo adulto implica la aplicación de las habilidades intelectuales a la vida familiar y laboral, lo que supone la resolución de situaciones muy diversas. A partir de los 60-65 años, con la disminución de las responsabilidades en la adquisición y manejo de información en situaciones complejas, el individuo aplica crecientemente sus habilidades intelectuales a la reorganización de su vida y la planificación de la utilización de sus recursos, tanto materiales como psíquicos, para los años que les restan de vida. En los momentos finales de su vida los mayores, además, utilizan sus habilidades cognitivas para la regulación emocional y muchos se plantean la tarea específica de tratar de dejar un legado para sus descendientes y la posteridad.

Quizás sea el pensamiento post-formal el único tipo de pensamiento característico de la edad adulta y la vejez, «cualitativamente» diferente del pensamiento durante la infancia y la adolescencia. En cualquier caso, dejando ya el problema de los estadios, lo que sin duda existe durante la edad adulta y la vejez son numerosos y crecientes cambios cuantitativos en la cognición.

LOS MECANISMOS DE LA COGNICIÓN

El sistema humano de procesamiento de información posee dos limitaciones básicas en comparación con los ordenadores: su menor velocidad de procesamiento y su limitada capacidad de procesamiento y almacenamiento. Prestaremos nuestra atención tanto a la velocidad de procesamiento, como a otros tres mecanismos básicos del sistema de procesamiento y almacenamiento de la memoria humana: la memoria operativa, los procesos de control ejecutivo y la memoria a largo plazo.

La estructura básica de la cognición humana

Miller (1956). La Memoria a corto plazo se caracteriza por sus limitaciones, tanto las debidas a la cantidad de información que puede almacenar como el tiempo que puede mantenerla: desde el punto de vista temporal, la información en la MCP sólo permanece en torno a los 15-30 segs., y el límite de amplitud se sitúa alrededor de las 7 unidades de información.
Atkinson y Shiffrin (1968). Proponen el modelo multi-almacén en el que se postulan tres sistemas o almacenes secuenciales de memoria: la memoria o almacén sensorial, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo.
Baddeley y Hitch (1974). Proponen el modelo más conocido de memoria operativa, en el que la MO se concibe como un sistema encargado de mantener y manipular la información que se necesita para la realización de tareas cognitivas complejas tales como el aprendizaje, el razonamiento o la comprensión.
Parkin (1993). Mientras que la memoria explícita implica la recopilación consciente de la experiencia pasada, la memoria implícita se refiere al registro y mantenimiento involuntario e inconsciente de todo tipo de información y consiguientemente, sólo podría ser evaluada a través de pruebas indirectas.
Baddeley (1996); Baddeley y Logie (1999); Engle, Kane y Tuholsky (1999). El ejecutivo central implica capacidades tan relevantes como el enfoque de la atención, la inhibición de procesos automáticos o la resolución de conflictos.

La estructura básica del procesamiento humano de información se basa en el modelo multi-almacén propuesto por Atkinson y Shiffrin (1968) en el que se postulan tres sistemas o almacenes secuenciales de memoria:

  • Memoria o almacén sensorial. Sistema de la memoria que retiene una impresión fugaz del estímulo (entre 100 y 500 ms.) en cada una de las modalidades sensoriales: Memoria sensorial icónica (registro visual), ecóica (registro auditivo), etc.
  • Memoria a corto plazo. Sistema de la memoria que permite mantener activa una pequeña cantidad de información (7 ± 2 unidades) durante un breve espacio de tiempo (en torno a los 15-30 segundos). Tras este breve lapso la información se pierde a no ser que se transfiera a la memoria a largo plazo o se reactive mediante la aplicación de alguna estrategia (p. ej., la «repetición»). En este sentido se relaciona con la denominada memoria operativa o de trabajo.
  • Memoria a largo plazo. Sistema de memoria que permite mantener la información de manera relativamente permanente. En términos generales, es la memoria involucrada en el almacenamiento y recuperación de toda la experiencia pasada.
Tomado del manual de Psicología de la Memoria. Modelo multialmacén de memoria de Atkinson y Shiffrin (1968)

El primer almacén de memoria está formado por los registros sensoriales. Una característica es que la información que llega tiene una capacidad limitada. Este almacén se comunica con el almacén de la memoria a corto plazo que tiene una capacidad limitada. El almacén de la memoria a corto plazo se comunica con el almacén de la memoria a largo plazo que es un almacén de memoria casi permanente cuyo contenido puede acompañar al individuo durante toda su vida.

La memoria a largo plazo (MLP) no es una estructura unitaria, existen diversos almacenes en los que se mantiene tipos diferentes de información:

  • Memoria episódica. Se refiere al recuerdo de acontecimientos con referentes espacio-temporales concretos (el “cuándo” y el “dónde”). Nos permite situar y organizar nuestras experiencias dentro de las coordenadas espacio-temporales (episodios). Por ejemplo, hacemos uso de la memoria episódica al relatar el viaje que hemos hecho en las vacaciones.
  • Memoria semántica. Se refiere al recuerdo de significados y relaciones conceptuales. Es en esta forma como se representa y se organiza el conocimiento general del mundo que una persona va adquiriendo, incluyendo también el vocabulario.

La memoria semántica es en la que se guarda el conocimiento sobre el mundo, sus relaciones, sus conceptualizaciones e, incluso, el vocabulario; mientras que la Memoria episódica es esa parte de la Memoria a Largo Plazo para retener información personal con referencias espacio-temporales.

Equipo Docente

En los últimos años se viene aludiendo al contraste entre una memoria explícita (se relaciona con el conocimiento declarativo) y una memoria implícita (se relaciona con el conocimiento procedimental). Mientras que la memoria explícita implica la recopilación consciente de la experiencia pasada, la memoria implícita se refiere al registro y mantenimiento involuntario e inconsciente de todo tipo de in formación y consiguientemente, sólo podría ser evaluada a través de pruebas indirectas.


El desarrollo en la edad adulta y el envejecimiento

La velocidad de procesamiento
Francis Galton (finales del siglo XIX). Propuso diversas «medidas antropométricas», como el tiempo de reacción, para tratar de evaluar la capacidad intelectual.
Cerella (1991). Existe una evidencia casi abrumadora de que con el incremento de la edad se produce, al menos como una primera aproximación, algún tipo de enlentecimiento generalizado a lo largo de todo el sistema nervioso central, que se manifiesta de igual manera en cualquier tarea que requiera el procesamiento de información.
Salthouse (1993). Sostiene que el enlentecimiento de la velocidad a la que se realizan las tareas depende también de los requerimientos de conocimiento que tienen cada una ellas.
Salthouse (1993). Si la ejecución correcta de la tarea depende primariamente de la velocidad, entonces se puede esperar que los efectos de la edad sean considerables (…). Si el conocimiento es un aspecto importante de la tarea, como sucede en la mayoría de (…) las tareas verbales (…) entonces se puede esperar que los efectos de la edad sean mucho más pequeños.
Birren y Fisher (1995). La disminución de la velocidad de procesamiento entre las personas mayores se debe principalmente a procesos basados en el sistema nervioso central más que en los diversos sistemas sensoriales periféricos.

El enlentecimiento progresivo de las actividades físicas e intelectuales es uno de los estereotipos culturales sobre el que existen numerosas evidencias. Numerosos estudios han mostrado cómo, ya desde la juventud, a partir de los 20 años, la velocidad de procesamiento disminuye claramente con la edad en diversas tareas entre las que se incluye el reconocimiento y comparación entre patrones perceptivos de letras, palabras y números. Asimismo, uno de los primeros resultados obtenidos por los investigadores fue el que la disminución de la velocidad de procesamiento entre los mayores se debía principalmente a procesos basados en el sistema nervioso central más que en los diversos sistemas sensoriales periféricos.

La memoria operativa
Daneman y Carpenter (1980); Elosúa, Gutiérrez, García-Madruga, Luque y Gárate, (1996). Desarrollan la conocida prueba de Amplitud Lectora para medir la MO utilizando para ello tareas de memoria más complejas en las que, por ejemplo, hay que recordar las últimas palabras de una serie de frases que los individuos deben leer en voz alta.
Craik, Morris y Gick (1990). El deterioro con la edad en las tareas de MO se incrementa a medida que las tareas se hacen más complejas y necesitan un mayor control ejecutivo.
Schaie y Willis (2002). La mayoría de los estudios parecen mostrar que la amplitud de memoria de diversos tipos de elementos-unidad no disminuye con la edad hasta edades muy tardías, cerca ya de los 80 años. En realidad, el deterioro con la edad en la capacidad del almacén a corto plazo ha sido utilizado como un primer índice de una patología típica de la ancianidad: la demencia senil. Entre los ancianos sanos no parece existir, por tanto, un deterioro significativo en las pruebas de memoria primaria o inmediata que miden la capacidad de la MCP.
Schaie y Willis (2002). Los resultados de la prueba de amplitud lectora muestran una disminución en la edad adulta y en la vejez en las tareas de MO.

La memoria operativa es el propio almacén o memoria a corto plazo considerado desde una perspectiva racional, centrada en la resolución de tareas cognitivas complejas. La mayoría de los estudios parecen mostrar que la amplitud de memoria de diversos tipos de elementos-unidad no disminuye con la edad hasta edades muy tardías, cerca ya de los 80 años.

¿Cuál es la razón de este deterioro con la edad en la MO? Los estudios no son concluyentes, pero hay tres hipótesis principales:

  • Los cambios en la MO debido a un descenso en la capacidad de almacenamiento.
  • La influencia de la velocidad de procesamiento. El progresivo enlentecimiento de los procesos cognitivos con la edad produciría la disminución en la MO.
  • Los ancianos se encuentren con mayores dificultades en la parte de procesamiento de las tareas de MO. Esta hipótesis se basa en un hallazgo de interés: el deterioro con la edad en las tareas de MO se incrementa a medida que éstas se hacen más complejas y necesitan un mayor control ejecutivo.
Los procesos de control ejecutivo: la inhibición
Posner y Dehaene (1994). Consideran que los procesos ejecutivos, forman parte de los procesos atencionales, aunque estrechamente relacionados con la MO (p. ej., Posner y Dehaene, 1994).
Zacks, Hasher y Li (2000). Utilizando un amplio grupo de tareas que implican inhibición, sostienen que lo que muestran los adultos mayores y los ancianos es un proceso específico de déficit en los procesos de inhibición y resistencia a la interferencia. La idea clave de Hasher y cols. es que los adultos mayores son más vulnerables a la interferencia de la información no pertinente.
Salthouse (2001). Da cuenta de dos estudios realizados con una muestra de adultos de todas las edades. Sus resultados mostraron correlaciones de 0,60 y 0,47 entre la edad y la latencia de respuesta en la tarea de color de Stroop. Estas correlaciones positivas y significativas entre la edad y la latencia de respuesta nos dicen que, durante la edad adulta, a medida que aumenta la edad, se incrementa también el tiempo que tardan los sujetos en responder correctamente a la tarea de denominar una palabra relativa a un color, cuando está escrita en un color diferente.

La realización de cualquier tarea cognitiva, por sencilla que sea, implica la inhibición de determinada información que puede estar almacenada en la memoria a largo plazo o que está en el propio contexto de realización de la tarea. Ahora bien, la necesidad de inhibir la información no pertinente se incrementa cuando se incrementa la complejidad de la tarea. Una tarea característica es la tarea de Stroop .Los estudios muestran que existe una disminución con la edad en la precisión y, especialmente, la latencia de respuesta en la tarea de Stroop.

Lynn Hasher y cols. utilizando un amplio grupo de tareas que implican inhibición, sostienen que lo que muestran los adultos mayores y los ancianos es un proceso específico de déficit en los procesos de inhibición y resistencia a la interferencia. La idea clave de Hasher y colaboradores es que los adultos mayores son más vulnerables a la interferencia de la información no pertinente.

La memoria a largo plazo
Juncos y Elosúa (1998); Zacks y otros (2000). Los mayores tienen especiales dificultades en el acceso léxico y, con frecuencia, recurren a los demás para recuperar el nombre de una persona que son incapaces de recordar. De hecho, las personas mayores informan con frecuencia de que tienen una palabra «en la punta de la lengua», sin que sean capaces de encontrarla.
Zacks y otros (2000). Las personas mayores en buenas condiciones de salud no pierden vocabulario, e incluso continúan aprendiendo nuevos conceptos y palabras que incrementan su conocimiento del mundo hasta edades muy tardías.
Zacks y otros (2000). Diversos estudios muestran que, en términos generales, la memoria episódica desciende en forma significativa a partir de los treinta o cuarenta años de edad.
Rubin (2000). Los estudios realizados sobre el recuerdo autobiográfico muestran que los adultos mayores y los ancianos suelen recordar mejor aquellos hechos y situaciones que les ocurrieron antes de los 25 años, que los que les ocurrieron ya de adulto.

No hay ningún aspecto cognitivo del que se quejen más los adultos mayores que de la pérdida de memoria y, en la mayor parte de las ocasiones se refieren a memoria a largo plazo. Las personas mayores muestran un claro deterioro en la memoria explícita, consciente, de los conocimientos conceptuales, como se muestra en las tareas de recuerdo libre, tan usuales en el mundo educativo. Existe, sin embargo, un tipo de memoria episódica para el cual los ancianos parecen tener una especial querencia y aptitud, la memoria autobiográfica. En la memoria autobiográfica están almacenados todos los eventos concretos que han ocurrido a lo largo de su vida y toda la información que está relacionada con su persona. El hecho que la memoria episódica y la memoria semántica estén implicadas en esta memoria personal, la hace sumamente compleja. Se trata de una memoria de hechos y acontecimientos ocurridos al individuo, teñida por sus emociones y pensamientos. 

Parece como si la memoria entre los mayores se basara más en procesos automáticos inconscientes y no deliberados, que en los procesos controlados conscientes y deliberados, tan necesarios en la resolución de tareas complejas y no familiares. Las personas mayores recuerdan bien la esencia de las cosas, así como los estímulos y situaciones familiares, mientras que tienen tendencia a olvidar o confundir los detalles, así como la información que se incluye en tareas complejas y situaciones novedosas.

Durante la época adulta, con el paso de la edad parece existir un deterioro claro en muy diversos tipos y tareas de recuerdo. Pero este deterioro no es generalizado como muestran las pequeñas diferencias encontradas en la memoria semántica, especialmente con tareas de reconocimiento, y en la memoria implícita, así como en el recuerdo de los acontecimientos autobiográficos pertenecientes a la infancia y la juventud.

LA INTELIGENCIA EN LA EDAD ADULTA Y EL ENVEJECIMIENTO

Concepciones de la inteligencia: Inteligencia fluida y cristalizada

Binet (principio siglo XX). Sostenía ya la existencia de una capacidad de inteligencia general.
Sternberg (1982). Perspectivas principales en el estudio de la inteligencia: a) la psicométrica; b) la piagetiana; y c) la cognitiva; estas habilidades se ponen de manifiesto en la resolución de los test de inteligencia y en las tareas cognitivas utilizadas por la psicología experimental del pensamiento.
Cattell (1971); Horn y Hofer (1992). Proponen hacer distinción entre inteligencia fluida e inteligencia cristalizada.
Schaie y Willis (2002). El desarrollo intelectual durante la edad adulta implicaría un claro deterioro en la inteligencia fluida, mientras que la inteligencia cristalizada se mantendría e incluso se vería incrementada entre los adultos, al incrementarse también su experiencia y conocimientos. Este patrón diferencial del desarrollo de la inteligencia fluida y cristalizada ha sido confirmado en diversos estudios, en diferentes países, sin embargo, es probable que no se mantenga igual en todas las capacidades incluidas dentro de una u otra; asimismo, parece claro que en la vejez, especialmente entre los más mayores, podría existir un deterioro incluso en las capacidades cristalizadas.

No fue hasta el siglo XX cuando la inteligencia se convirtió en un campo de estudio principal de la psicología. Tres han sido las perspectivas principales en el estudio de la inteligencia:

  • La psicométrica. Centrada en el desarrollo de tests y medidas que permitieran evaluar y diferenciar a los individuos en función de sus habilidades en la resolución de diversas tareas.
  • La piagetiana. Destaca la relación de la inteligencia con las habilidades sensoriomotrices y el pensamiento lógico, y su desarrollo mediante estadios durante la infancia y la adolescencia.
  • La cognitiva. Analiza los componentes de procesamiento de información que subyacen a las habilidades intelectuales de los individuos.

Los tests de inteligencia surgen a principios del siglo XX, con la utilización por parte de Binet y sus colaboradores de tareas cognitivas complejas, como definiciones de palabras o completar frases,
con el propósito práctico de poder discriminar entre niños normales y niños con retraso escolar, mediante la comparación de cada niño con su grupo de edad. Posteriormente, y a partir de la aportación de Spearman, se empezó a considerar que la inteligencia medida por los tests incluía dos tipos de factores, un factor general «g» y una serie de factores específicos que hacían referencia a un conjunto de aptitudes intelectuales particulares: verbal, espacial, de razonamiento, numérica, etc.

El modelo de inteligencia general de Spearman.

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Inspirado por las ideas de F. Galton, sobre todo en su concepción de la inteligencia, entendida como una facultad unitaria referida a la capacidad cognitiva «general» del individuo. Su teoría general de la inteligencia, denominada teoría del factor «g», postula la existencia de un único factor general de inteligencia (común a todos los test de capacidades intelectuales) que explicaría el rendimiento de los sujetos en las diferentes pruebas. Este modelo ha recibido otros nombres tales como la teoría de los dos factores o modelo bifactorial de la inteligencia que se corresponden con el factor «g» y el factor «s» (factor residual de carácter específico de cada test).

*Tomado del manual de Diferencias Individuales.

La concepción «unitaria» de la inteligencia dio lugar a los tests de inteligencia general, como el Wechsler, que tanta influencia han tenido y que se siguen utilizando en la actualidad. Existen también concepciones no unitarias de la inteligencia, que ponen el acento en la existencia de aptitudes y factores múltiples como la propuesta por Thurstone, que fue posteriormente ampliada por Guilford. Dentro de las concepciones de factores múltiples está la distinción propuesta por Cattell y Horn entre inteligencia fluida e inteligencia cristalizada que tiene especial interés para nosotros por su aplicación al estudio del desarrollo intelectual durante la edad adulta y el envejecimiento.

El modelo de R.B. Cattell & Horn.

El «modelo Gf-Gc», formulado inicialmente por R.B. Cattell en 1943, se desmarca de la concepción unitaria de la inteligencia de Spearman al plantear que existen dos factores generales de inteligencia, o de segundo orden, y no un único factor general. R.B. Cattell denominó a estos dos factores «inteligencia fluida» e «inteligencia cristalizada». Posteriormente, la teoría de R.B. Cattell, con la valiosísima contribución de Horn, fue contrastada empíricamente mediante el análisis factorial exploratorio y el uso de la rotación oblicua. En términos generales, podría decirse que la «teoría Gf-Gc de la inteligencia»  representa una de las elaboraciones más fructíferas y relevantes en este ámbito.

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La Inteligencia Fluida (Gf) alude a la capacidad para adaptarse y afrontar situaciones nuevas de forma flexible sin que el aprendizaje previo constituya una fuente de ayuda determinante para su manifestación. La inteligencia fluida está básicamente configurada por aptitudes primarias tales como la inducción y la deducción, las relaciones y clasificaciones figurativas, la amplitud de la memoria asociativa o la rapidez intelectual, entre otras.

La Inteligencia Cristalizada (Gc): se refiere a aquel conjunto de capacidades, estrategias y conocimientos, que representa el nivel de desarrollo cognitivo alcanzado a través de la historia de aprendizaje del sujeto. La inteligencia cristalizada está constituida, fundamentalmente, por aptitudes relativas a la comprensión verbal, el establecimiento de relaciones semánticas, la evaluación y valoración de la experiencia, el establecimiento de juicios y conclusiones, los conocimientos mecánicos, o la orientación espacial.

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La concepción de la inteligencia, según R.B. Cattell y Horn, se focaliza claramente en las habilidades de segundo orden. Para estos autores, un factor único de inteligencia no sería útil para dar cuenta de toda la amplitud del comportamiento inteligente. Por otra parte, y a pesar de la evidente importancia de abordar empíricamente las relaciones entre las más de 40 capacidades primarias con cuestiones tales como el desarrollo, el logro académico, los correlatos neurológicos, los aspectos genéticos, etc., estos autores consideran que, siendo realistas, esta tarea es especialmente difícil y compleja. En consecuencia, en palabras de Horn, el compromiso de la teoría de la inteligencia fluida y cristalizada se sitúa entre estos dos extremos: dar cuenta de los factores comunes existentes entre las habilidades primarias, y a su vez, de las interrelaciones existentes entre estas capacidades y los factores más amplios dentro de su modelo.

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Diferencias conceptuales entre R.B. Cattell y Horn:

  1. Mientras que R.B. Cattell y Horn (en sus inicios) hallaron cinco factores de segundo orden dentro de la estructura jerárquica de la inteligencia; posteriormente Horn añadió cinco más, estableciendo, por lo tanto, diez factores de segundo orden. Además estos factores los conceptualizó de forma diferente al modelo inicial.
  2. La heredabilidad de Gf y Gc. Si R.B. Cattell consideraba que la «inteligencia fluida histórica» estaba determinada genéticamente, y en cambio la inteligencia cristalizada presentaba una gran influencia ambiental, Horn plantea que ambos tipos de inteligencia son igualmente heredables pero con influencias genéticas diferentes.
  3. Mientras que R.B. Cattell concibe que la «inteligencia fluida histórica», y la inversión de ésta en experiencias de aprendizaje, influyen en el desarrollo del resto de aptitudes más elementales (factores de primer y segundo orden), Horn entiende que son los procesos psicológicos más simples (recepción sensorial, procesamiento asociativo, etc.) los que posibilitan el desarrollo de capacidades más complejas (inteligencia fluida y cristalizada) haciendo que éstas últimas sobresalgan y se diferencien de las demás en la madurez.

Principales aportaciones de R.B. Cattell y Horn:

  1. Intento de integración de los modelos estructurales de la inteligencia.
  2. Aplicabilidad en el ámbito de la evaluación al haber construido tests relacionados con la inteligencia fluida (test libres de influencia cultural) y cristalizada, e inspirar a otros autores en la confección de tests que tienen en cuenta los factores postulados por el modelo de Cattell-Horn.
  3. Utilidad en el ámbito neuropsicológico (relaciones interhemisféricas, etc.).
  4. Presentación de un modelo evolutivo de la inteligencia.
  5. Interés por los aspectos hereditarios relacionados con la inteligencia.

*Tomado del manual de Diferencias Individuales.

La inteligencia cristalizada se mide a partir de tareas de vocabulario e información general que dependen más de la experiencia y nivel cultural de los individuos, mientras que la inteligencia fluida se mide a partir de tareas más abstractas, que requieren una respuesta rápida y dependen más de la base neurológica. De esta manera, el desarrollo intelectual durante la edad adulta implicaría un claro deterioro en la inteligencia fluida, mientras que la inteligencia cristalizada se mantendría e incluso se vería incrementada entre los adultos, al incrementarse también su experiencia y conocimientos.

Patrón de cambio evolutivo con la edad en las escalas verbal y manipulativa del Wechsler.
Patrón de cambio evolutivo con la edad de la inteligencia fluida y cristalizada y su relación con la base biológica y la experiencia.

Estudios transversales, longitudinales y secuenciales

Wechsler (1972). El deterioro de la capacidad mental con la edad es parte del proceso general de la senectud del organismo como un todo.
Schaie y Willis (2002). Realizaron un estudio longitudinal durante 35 años (entre 1956 y 1991) en el que evaluaron a individuos de diferentes edades, que en 1956 tenían entre 22 y 70 años. Cada 7 años se volvió a repetir el estudio con los individuos que no abandonaron y, además, se incluyeron nuevos individuos en cada grupo de edad. Aunque observaron diferencias entre las diversas habilidades, no hay deterioro de la inteligencia durante la edad adulta: existe incluso un incremento en alguna habilidad (la comprensión verbal) y hasta los 60 años no parece haber ningún descenso relevante. El descenso en las habilidades intelectuales es leve hasta edades más tardías (74-81 años), a partir de las cuales parece observarse ya un descenso más pronunciado.

En los estudios sobre los cambios que se producen con la edad existe cierta confusión entre tres variables mutuamente relacionadas: edad, momento de medida y cohorte o generación.

Si elegimos un diseño transversal, estudiamos a sujetos de diferentes edades en un mismo momento de medida. Pero los estudios transversales confunden edad y cohorte, ya que los sujetos de cada grupo de edad pertenecen a generaciones diferentes, es decir, nacieron en años diferentes, y tuvieron experiencias educativas y culturales diferentes. De esta manera, es posible que el que los sujetos de 60 años obtengan resultados peores en los tests se deba no a un posible deterioro con la edad, sino al hecho de que los sujetos mayores hayan tenido unas experiencias culturales y educativas diferentes. Incluso los sujetos más jóvenes es probable que hayan tenido más práctica con los tests de inteligencia que los mayores que, probablemente, realizaban un test de inteligencia por primera vez.

En los diseños longitudinales se estudian a los mismos sujetos en diversos momentos de medida. Los estudios longitudinales son muy costosos en tiempo y están afectados por la mortandad experimental, el hecho de que muchos sujetos abandonan el estudio por diversas razones, entre ellas la enfermedad o incluso el fallecimiento. Además, también están afectados por la generación ya que se estudia sólo una generación, la de los sujetos que tenían 20 años en el primer momento de medida, es decir que nacieron en un mismo año. Sin embargo, los estudios longitudinales al ser realizados con los mismos sujetos, permiten un acercamiento más preciso al cambio intraindividual, al desarrollo del individuo.

Patrón de cambio evolutivo con la edad de la inteligencia a partir de los resultados de los estudios transversales y longitudinales.
Patrón de cambio evolutivo con la edad en diferentes habilidades intelectuales a partir de la combinación de estudios transversales y longitudinales (Schaie y Willis, 2002).

A partir de los años 70 del siglo pasado, empezaron a aparecer datos de estudios longitudinales que mostraban que el declive intelectual podría no ser tal, al contrario del deterioro con la edad que muestran los datos transversales, los datos longitudinales nos muestran que existe incluso un aumento con la edad entre los 40 y los 70 años en la comprensión verbal; asimismo, nos muestran que las puntuaciones de los ancianos se mantienen al nivel de los adultos jóvenes. La mayoría de los estudios longitudinales se habían hecho con los resultados obtenidos de muestras de individuos universitarios que seguían acumulando conocimientos y utilizando sus habilidades intelectuales de tipo académico en su vida cotidiana.

Si los diseños transversales tienen tendencia a sobrevalorar el deterioro con la edad en la inteligencia, los longitudinales tienen tendencia a minusvalorarlo ya que los individuos que no abandonan el estudio, que siguen siendo estudiados, son aquéllos más sanos, activos y motivados. Una manera de superar estos sesgos es utilizar una estrategia que combina estudios transversales y longitudinales, es decir, una estrategia secuencial.

El diseño secuencial elimina el sesgo típico de los estudios longitudinales debido a la mortandad experimental, y nos conducen ya al tipo de estudio más adecuado para evaluar el desarrollo de la
inteligencia en la edad adulta y el envejecimiento. Además, este tipo de diseño permite evaluar también las diferencias generacionales o de cohorte ya que proporciona datos de sujetos de la misma edad, nacidos en años diferentes. Con este tipo de diseños se ha constatado que los individuos nacidos en la década de 1990 parecen tener un nivel de inteligencia superior a la que tienen sus abuelos nacidos en los años 20 o 30 del mismo siglo. Este incremento puede ser debido a varios factores; la extensión y mejora de la educación, pero también la mejora en la alimentación o a una mayor práctica con los tests de inteligencia.

ENVEJECIMIENTO, CEREBRO Y COGNICIÓN

Baltes y Linderberger (1997). La compensación que se produce en el cerebro de los adultos y los ancianos actúa a través de un proceso de indiferenciación progresiva de las funciones del cerebro. Además, la actuación de los mecanismos de compensación que aparecen con la edad (proceso de andamiaje) se produce merced a la propia actividad cognitiva de los individuos, así como al entrenamiento.
Raz (2005); Park y Reuter-Lorenz (2009). Existe entre los mayores un aumento de la bilateralidad del cerebro en la resolución de determinadas tareas cognitivas.
Raz (2005); Park y Reuter-Lorenz (2009). Los datos obtenidos mediante imágenes de resonancia magnética estructural han permitido comprobar que, con el paso de la edad, durante la edad adulta, existe una disminución del volumen de determinadas estructuras cerebrales, en particular en la zona caudal, el cerebelo, el hipocampo y las áreas prefrontales.
Raz (2005); Park y Reuter-Lorenz (2009). Además de la contracción que se produce en determinadas estructuras cerebrales, se ha podido comprobar que, a partir de los 50 años aproximadamente, existe un adelgazamiento de zonas de la corteza cerebral, como el córtex visual o frontal, que podría servir de base a la disminución en la visión y en las funciones cognitivas de las que hemos hablado en el apartado anterior al referirnos al desarrollo de los mecanismos de la cognición.
Raz (2005); Park y Reuter-Lorenz (2009). Se ha encontrado una disminución con la edad en el número de receptores dopaminérgicos del cerebro que cumplen una importante función en la regulación de la atención. De nuevo, la disminución de receptores de la dopamina se convierte en un candidato para la explicación de algunos de los cambios en los mecanismos de la cognición a los que nos hemos referido.

Aunque no de forma generalizada, durante la edad adulta existe un deterioro cognitivo que se pone de manifiesto en un enlentecimiento en la velocidad de procesamiento, así como en una reducción de la memoria operativa, una menor eficacia en el control inhibitorio y una disminución en determinadas capacidades de memoria a largo plazo. Por otro lado, el análisis de los resultados de la cognición, tal y como son medidos por los tests de inteligencia, muestra un patrón parcialmente diferente: aunque existen diferencias relevantes entre las diversas aptitudes intelectuales, no parece existir una disminución general en la inteligencia hasta edades bastante más tardías, por encima de los 60-75 años, dependiendo del tipo de la aptitud estudiada.

Las técnicas de neuroimagen permiten acumular ya evidencias sólidas sobre la existencia de cambios cerebrales relevantes durante la edad adulta. Los datos obtenidos mediante imágenes de resonancia magnética estructural han permitido comprobar que:

  • Durante la edad adulta existe una disminución del volumen de determinadas estructuras cerebrales, en particular en la zona caudal, el cerebelo, el hipocampo y las áreas prefrontales.
  • La disminución del volumen tiene un carácter diferencial, ya que ni se da en todas las estructuras cerebrales, ni tampoco la contracción es la misma allá donde se produce, ni tampoco el patrón de contracción es el mismo para todos los individuos.
  • A partir de los 50 años aproximadamente, existe un adelgazamiento de zonas de la corteza cerebral, como el córtex visual o frontal, que podría servir de base a la disminución en la visión.
  • Además de las contracciones en la materia gris del cerebro, existen también pérdidas en la materia blanca, formada por los haces de axones de las neuronas que circulan por debajo de la corteza cerebral.
  • La disminución con la edad los axones es un candidato claro para explicar el enlentecimiento en el procesamiento característico de los ancianos.
  • La disminución de receptores de la dopamina con la edad es un candidato para la explicación de algunos de los cambios en los mecanismos de la cognición.

Se ha constatado que existe un incremento en la activación neuronal en los adultos. Este aumento en la activación neuronal con la edad se manifiesta en una mayor activación bilateral de las áreas prefrontales. Así, determinadas tareas verbales de memoria operativa y memoria a largo plazo, que son resueltas típicamente por los adultos jóvenes a través de la activación de zonas prefrontales del hemisferio izquierdo, en el caso de los adultos mayores se realizaban merced a una activación de las áreas prefrontales, tanto del hemisferio izquierdo como del derecho.

El desarrollo cognitivo en la edad adulta y el envejecimiento De nuevo, nos encontramos con un cambio cerebral, un incremento en la activación de la corteza prefrontal que sugiere que durante la edad adulta aparecen mecanismos de compensación mediante los cuales el cerebro a medida que envejece se adapta a las pérdidas mediante una reorganización que conlleva un aumento en la activación y un reclutamiento de áreas hasta entonces no implicadas en la resolución de determinadas tareas. Así, mientras que el tejido neuronal del cerebro de los jóvenes encargado de la realización de tareas motoras y cognitivas está altamente especializado y diferenciado, con el envejecimiento se produce una indiferenciación cerebral que hace que diferentes áreas estén implicadas, a la vez, en la resolución de esas mismas tareas.

Conclusión. La plasticidad cerebral se extiende a la edad adulta y la vejez. El entrenamiento y ejercicio físico y mental permiten seguir estableciendo nuevas conexiones y reclutar nuevas áreas cerebrales, principalmente en el córtex prefrontal, que sirven de ayuda en la realización de diversas tareas cognitivas. Es cierto que existen pérdidas desde edades tempranas en la estructura del cerebro humano, pero si el individuo se mantiene activo física e intelectualmente el propio cerebro pone en funcionamiento mecanismos de compensación y andamiaje que permiten llegar a la ancianidad en condiciones de enfrentarse con éxito a las tareas cotidianas, incluidas las tareas intelectuales. La variabilidad que encontramos en el patrón de deterioro cognitivo puede ser explicada por las evidencias encontradas en el desarrollo del cerebro durante el envejecimiento: existen pérdidas estructurales, pero al mismo tiempo existe un incremento en la actividad en zonas prefrontales que serviría de base a los mecanismos de compensación. Esta compensación con base cerebral explicaría por qué las personas mayores son capaces de mantener su actividad intelectual hasta edades bastante tardías en forma comparable a la de los adultos jóvenes.

ESQUEMA

AUTOEVALUACIÓN

REFERENCIAS

  • García Madruga, Delval, & Delval, Juan. (2019). Psicologia del desarrollo I (2ª ed. rev. ed., Grado (UNED); 6201201). Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.

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